Todos tenemos nuestras propias fábulas personales, sólo que no somos dueños de ellas, creémos que tenemos algo especial, algo que nos diferencia de los de al lado porque las vivímos en primera persona; pero la vida no es más que un gran archivo de relatos repetidos, de millares de cuentos con los mismos párrafos pero con diferente ubicación. En cualquier momento un escritor, un guionista se hace con una de estas historias y le aporta la magia de la eternidad haciéndola trascendente. Quizás eso sea lo magnetico de una novela o una pelicula, la transformación de lo cotidiano en algo bello, que merece ser contado. No hay cuentos nuevos ni fábulas virgenes, solo cambian los ojos que las leen a lo largo de los años.
martes, 10 de marzo de 2009
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